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Hasta que dejes de doler



y te dejé pasar
se supone que eras un visitante más 
solo debía esperar 
a que no volvieras más 


y la atemporalidad sucumbió mis momentos
se adueñó de mis espacios y tu te volviste importante 


y desde el verde de tu ojos
hasta cada mueca
se volvió importante,
tú te volviste importante 


y me aferré a los momentos y te dejé entrar
te hice un espacio entre los fragmentos


Y me dejé llevar 
y volé, te juro que volé 
a aquel lugar donde hace tiempo me prohibí llegar
y me dejé llevar 


y solté mis miedos, y me arriesgué 
volví a sentir, lo que me prohibí sentir


Y tropecé, con tus mentiras tropecé 
y descubrí lo que yo era para ti
y colapsé, volví a caer
me tropecé


y seguiré aquí,
seguiré hasta que dejes de doler






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Hay momentos por los que navegas en Instagram y te tropiezas con post que con tan solo leerlos encuentras implícito tu dolor.   Y como la vida es tan corta y no hay momentos oportunos, decidí enviar aquel post y despedirme de ti. De lo que algún día fue y de lo que no, de mi sentir, de cada lágrima o cada noche que no dormí, de las risas y las sensaciones que me producía tan solo verte.  Despedirme de esa sensación de que te conocía de toda la vida, de los fracasos y pataletas, despedirme de la persona que llegué a conocer y a su vez me desconoce. Si me preguntan en éste momento si de tener otra oportunidad haría las cosas diferentes, creo que no, porque amé cada momento de locura vivido a tu lado, solo hubiese preferido otro final, que no fuera tan trágico o doloroso. Y final que tuviera más calidez y menos pedazos dispersos por doquier. 

Inefable

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